Es bien sabido que las relaciones madre e hija no siempre son sencillas y que están muy lejos de ser “perfectas e irremplazables”. Incluso, es bastante normal que las hijas mujeres tengan una mejor relación con sus padres, mientras que los hijos varones con sus madres.
No siempre sucede así, pero la mayoría de las veces sucede cuando una madre está obsesionada con cumplir con los exigentes estándares de belleza impuestos. O bien, cuando intentan seguir las normas que dicta una sociedad patriarcal, plagada de misoginia y perpetúan esas creencias totalmente dañinas en sus hijas.
Lo que muchas madres no se dan cuenta, es que al hacer esto, están proyectando sus propias inseguridades en sus hijas. Eso sin contar con lo negativo que puede ser para una niña que está creciendo en un mundo dominados por la desigualdad y por el hombre.
Al menos, así quedó comprobado recientemente por una usuaria identificada como Skeleton Hands. La mujer instaló el tema a través de Reddit y creó un hilo a partir de una sencilla pregunta: “¿Alguna vez tu madre te hizo comentarios en tu adolescencia que cuando creciste notaste que ella era la amargada y celosa de tu juventud?”
Las respuestas no se hicieron esperar y cientos de usuarias comentaron al respecto. Desde madres que se comparaban con sus hijas, criticando su apariencia, su peso y hasta sus gustos, fueron algunas de las desagradables experiencias que contaron y que sin duda las afecta al día de hoy. ¿Quieres saber cuáles fueron las más populares? Te las contamos a continuación.
Madres que ven a sus hijas “demasiado delgadas”
“Mi mamá me recordaba regularmente que estaba delgada hasta que quedó embarazada de mí. Me daba mucha más comida de la que podía manejar y me gritaba si no me la comía toda. Tenía un poco de sobrepeso, pero ella siempre me decía que estaba demasiado delgada y que necesitaba comer más. Me convencí de que estaba tratando de engordarme para sentirse mejor. Empecé a tirar mi cena por el inodoro para que no me gritara. por no terminarlo. Ahora, me estoy acercando a los 30 y aumentando de peso. He estado teniendo frecuentes ataques de
ansiedad porque desesperadamente no quiero ser gorda y miserable como ella.”
Comparar las experiencias de tu hija contigo de forma desubicada
“Cuando tuve mi primer novio, mi mamá siempre me decía que tenía mucha más experiencia a mi edad y que tenía más cuerpo que yo. También hacía esos comentarios cuando mi novio estaba cerca. Realmente no afecta ahora, pero en aquel entonces, cuando aún era virgen, definitivamente me preocupaba no tener sexo.”
Niñas con problemas de sobrepeso
“A medida que mi cuerpo se convirtió en el de una mujer, aunque todavía era una niña, y comenzaron las inseguridades naturales, mi madre decía que era ‘valiente’ de mi parte usar pantalones cortos con ‘mis piernas’. (…) Ella constantemente hablaba de mi cuerpo y de que siempre había sido mucho más delgada que yo. (…) Cuando me diagnosticaron una afección de la tiroides, ella dijo: ‘Vi que tu cuello estaba hinchado y gordo hace un tiempo, pero no quería decir nada porque eres muy sensible’. Vaya, la única vez que podría haber sido relevante señalar un cambio en mi cuerpo, por supuesto, es mi culpa.”
Madres que crean inseguridades por no tener un “cuerpo perfecto”.
“Mi mamá siempre me dijo que me ayudaría a pagar por una cirugía de nariz si alguna vez quería una. Crecí pensando que era muy fea y que mi nariz arruinaba mi cara. Ahora sé que no soy fea en todo, pero mi nariz sigue siendo mi mayor inseguridad.” “Mi madre (y otras) solía decir que yo era fea o hacía ciertos comentarios sobre mí que me hacían sentir fea. Obviamente, crecí con grandes problemas de autoestima y confianza y odiaba mi apariencia. (…) Pasé escondiéndome del mundo debido a mi ansiedad por la forma en que me veía. (…) Ahora tenemos una mejor relación, aunque todavía lucho con la dismorfia corporal.”
Burlas que dañan la autoestima
“A los 16, estaba sufriendo porque uno de mis pezones se estaba invirtiendo. Estaba aterrorizada e Internet no ayudó. Le confié a mi mamá y ella me pidió verlo. Me quité la camisa y le mostré, y ella se rió en mi cara, no me ayudó ni me consoló en absoluto. (…) Mi mamá también solía decirme que estaba “retardado en desarrollarse”.
“Mi madre encontró unos jeans de sus veinte años, y cuando me los probé, se rió entre dientes de que había sido más pequeña en sus veinte años que yo en mi adolescencia.”
Madres que impiden que sus hijas tengan sus hobbies
“Mi mamá me dijo que no tenía ‘brazos de ballet’ cuando tenía seis o siete años. Dejé de bailar de inmediato y siempre he sido consciente de mis brazos. Mi mamá fue bailarina durante 15 años. Recientemente, Supe que cuando ella y su hermana eran pequeñas, una maestra le había dicho a su hermana que no tenía brazos de ballet, supongo que a mi mamá le hizo sentir especial haber sido elegida, y quería seguir sintiéndose especial al ponerme abajo.”
Que su hija sea delgada, no importa a que costo
“Cuando tenía 21 años, estaba deprimida porque rompí con mi novio abusivo a quien de alguna manera quería recuperar. Pesaba 45 kilos. Mis huesos se veían por todas partes. Mi mamá dijo: ‘Te ves tan bien, ¡Flaca y delgada así! Le dije que apenas comía y lloraba hasta dormirme todas las noches. Después de unos momentos de silencio, ella respondió: ‘Va a estar bien. Solo no engordes como yo’. Pasaron unos meses, había subido algo de peso y me sentía mucho mejor. Lo primero que me dijo mi mamá fue: ‘¿Engordaste? ¡No engordes, por favor ¡Mira tus brazos! ¡Están empezando a ponerse gorditos! Entonces pesaba 50 kilos. Respondí: ‘Me siento mejor que antes. Como regularmente y hago ejercicio. ¿Esto es lo que me dices?’ Ella me dio esta mirada fea y dijo: ‘Si engordas más, nadie te mirará’.”
Madres que no apoyan los intereses de sus hijas
“Mi madre constantemente me llamaba ‘tortillera’ porque odiaba el ballet y quería jugar fútbol. Ahora soy una adulta y me llamó ‘mama’ la semana pasada por tomar clases de MMA para ponerme en forma. Mi madre es fácilmente la persona más tóxica del planeta.”
Criticar a una hija por tener “un mejor cuerpo”
“Siempre recuerdo el día en que mi mamá, que tiene una copa AA, me preguntó, como si estuviera sorprendida: ‘¿Tiene relleno ese sostén?’ Yo estaba como, ‘Nop’. Ella estaba en la cama y yo estaba de pie encima de ella. Extendió la mano, me tocó la teta con fuerza y dijo: ‘¡Oh, realmente no lo hay!’ Luego, tomó sus propias tetas, miró las mías y dijo: ‘Bueno, las tuyas se caerán. Las mías nunca se caerán’
Madres que se obsesionan con que sus hijas sean delgadas como lo eran ellas
“Mi madre pesaba 45 kilos cuando se graduó de la escuela secundaria. Yo era una niña fornida. Gané 20 kilos en un año aparentemente sin ninguna razón. En lugar de tratar de llegar al fondo de lo que sucedió, mi madre se enfocó en que perdiera peso. Llevaba un diario de alimentos. Mi madre controlaba todo lo que me metía en la boca. Justo después de que gané todo ese peso, me hizo probarme su vestido de novia. Se casó a los 29. Yo tenía 10. No me quedaba bien. Hasta el día de hoy, trata de incentivarme para que pierda peso. (…) Si encuentro algo que me
gusta que no viene en mi talla, ella lo comprará para ella y me dirá que puedo tenerlo cuando pierda suficiente peso.”
Es que de cada historia publicada tengo una anécdota similar. La primera…si como lo que me regala de golpe, más cantidad de la que puedo manejar me grita “desagradecida de m*”, si no la como lo mismo.
Regala a “su gente”mis cosas y dice tener derecho porque no las uso tanto como ella considera correcto.
Esconde mis cosas, niega haberlas visto y después las regala a “su gente” dice.
Desde muy pequeña le preparo comida y la tira a la basura porque dice que un plato es mucho. Que la quiero engordar. Que está “hecha una vaca” dice. Que hasta dos cucharas de comida cada tanto es lo correcto. No tiene masa corporal, tiene 61 años y está en huesos como toda la vida.
Me culpa desde mis 4 años de su futura muerte por disgustos y enfermedades. Me dice desde siempre que soy el peor error de su vida y que nací para arruinarle la vida a ella y a todos los que me conozcan.
A mis 7 años obreros silbaron. Caminábamos las dos, ella se dio vuelta para agradecerles y le respondieron que era a mí. Me miró con odio y me dijo que eso era fea.Desde ese momento se prueba mi ropa y si puede la rompe o regala.
Hace poco tiempo con una amiga suya intentó internarme contra mi voluntad por bulimia un día que me encontraba enferma del hígado (desde los 4 años, dicen que es nervioso) llegó y me gritó “¡come *m que la gente cree que no te alimento!”
Cuando me indispuse me gritó durante días por haber ensuciado la ropa y fue a casa de cada vecino a contarle. Yo tenía 14 años. Escondía las toallas higiénicas usadas en una bolsa que tiraba en un basurero para que no grite que era un asco. Ella me mostraba como le quedaba el pantalón subiéndose la parte trasera apretada para que le diga si “se notaba su toallita”
Llama y manda mensajes a mis amigos para que se comuniquen conmigo sin decirme que los contacta.
Cuando enfermo me prohíbe sentirme mal y si estoy haciendo reposo como me piden los médicos pone su celular en mi oreja con algún amigo suyo que me obliga a decir porqué estoy enferma.
Tengo más de 30 ahora. Hace poco tiempo regresé a su casa y sin garantías no puedo irme pero me insulta cada día. No deja que me levante temprano porque ella se levanta a las 10 y no quiere que yo lo haga hasta tres horas después.
Arruinó mi trabajo.
Habla mal de mí con todo el pueblo y se hace pasar por madre anegada. Tiene dos caras.
Una psicóloga vino a casa y se dio cuenta que ella es la que no se encuentra bien.
Esto es un desastre. Me roba todo, me insulta, me denigra y no puedo comer o tomar té hasta las 4 de la tarde, cuando se va porque le molesta que use su cocina.
Dice que acaparó toda la casa.
Fui feliz, tuve una vida y siento que me estoy secando, muriendo internamente. Nadie me ha tratado mal, sólo ella.