Paternidad

Adoptó a la hija de su mejor amiga: “No quiero que nadie crezca sin un padre”

mejor amiga

El modelo de familia tradicional con el que hemos crecido ha cambiado muchísimo en los últimos años. Cada vez es menos normal ver que un hogar está formado por una madre, un padre y unos hijos.

No obstante, es cierto que las familias necesitan una estructura. Una figura paterna y materna es sumamente importante para un niño. Ahora bien, ¿Qué pasa cuando en esa estructura debemos elegir algo a la fuerza? Como es el caso de las madres solteras, quienes muchas veces no tienen más remedio que terminar cuidado solas a sus pequeños.

Para muchas mujeres es sumamente injusto que tengan que ser ellas las encargadas casi exclusivamente de la crianza de sus hijos. Sobre todo, porque se ha requerido de dos personas para que un niño nazca. De esta manera, aseguran que son los hombres los que deben cuestionar más su posición en la crianza y fomentar la paternidad responsable.

Es así como llegamos al caso de Raphael, un hombre que decidió romper con todos los esquemas y adoptar a la hija de su amiga para que no creciera sin un padre. Ana Flor es una pequeña de dos años, hija de Brunna, una madre soltera.

“Crecer sin padre, por más que la madre sea la mejor mujer del mundo, es muy feo, y no quiero que nadie lo haga, entonces soy capaz de transformar la vida de una niña para mejor.”

El padre de Ana Flor decidió abandonarlas cuando Brunna aún estaba embarazada. Sin embargo, Raphael llegó como un ángel a la vida de ambas para intentar suplir el vacío que había dejado aquel hombre. Lo que llamó la atención de muchos, es que Raphael no era la pareja de Brunna, sino de su mejor amiga, Amanda.

En una reunión, Amanda se presentó con su novio y Brunna con su hija. En el primer encuentro, la niña y Raphael sintieron una conexión muy grande. A partir de entonces comenzaron a pasar más tiempo juntos.

En una entrevista con Razones Para Acreditar, Raphael contó su historia sobre como conoció a Ana Flor y cómo fue que decidió adoptarla.

“Iba muy seguido a la casa de Brunna porque es muy amiga de Amanda y yo jugaba mucho con Ana Flor porque estoy enamorado de los niños. Hasta que un día me llamó papá de repente. Me eligió como su padre.

Ha sido una mezcla de responsabilidad y realización de un sueño. Porque siempre quise ser padre y porque siempre dije que tarde o temprano quería tener una hija. Inicialmente, tenía ese asombro mezclado con miedo. ¡Pero al día siguiente ya estaba loco por verla”

Luego de aquella vez que Ana Flor lo llamó papá, habló seriamente con Amanda y con Brunna, dado que quería dar un paso muy importante. Raphael quería regalarle a la pequeña la figura que siempre había deseado: un padre.

A partir de entonces, comenzó a realizar todos los trámites burocráticos frente a las autoridades para adoptar legalmente a Ana Flor. En la actualidad, Raphael se encuentra con su hija todos los fines de semana para jugar y divertirse. El resto de la semana hablan a diario por videollamada.

Ahora Ana Flor está a punto de entrar al jardín de infantes y Raphael está sumamente comprometido ayudando a Brunna con todos los gastos escolares. Esta historia de adopción nos enseña que las familias pueden ser elegidas.

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