Tu bebé ya percibe el sabor de los alimentos incluso desde que estaba en el vientre.
Cuando quedamos esperando a nuestro bebé, una de nuestras primeras preocupaciones es sobre lo que podemos, o no comer. Nos recomiendan cosas para favorecer el calcio, el consumo de ácido fólico, y un sinfín de alimentos que por sus vitaminas y propiedades resultarán de gran utilidad tanto para nosotras, como para nuestro pequeño tesoro.
Sin embargo, lo que quizá desconocías, es que tu bebé ya percibe el sabor de los alimentos incluso desde que está en la guatita. Las partículas que dan dicho sabor, son capaces de atravesar la placenta, razón por la que nuestro bebé se va familiarizando con la dieta que llevamos.
En este caso, nuestro hijo no tiene mucha alternativa, pues lo que coma la mamá, será con lo que se deba alimentar. Sin embargo, una vez que nace, la situación cambia. Se ha demostrado que lo que comemos no influye en la mayor o menor producción de leche, pero sí en su sabor y nutrientes, y si a tu pequeño no le gusta, simplemente no querrá mamar.
Algunos de los alimentos que pueden cambiar el sabor de tu leche, son los espárragos, cebollas, alcachofas, el ajo, o la coliflor. Pero, si tu bebé toma sin problemas, no la rechaza, ni presenta molestias, no hay ninguna razón para no consumirlos.
En realidad, podría decirse que todos los sabores pasan a tu leche, pero tu bebé ya está acostumbrado a ellos, por lo que te mencionábamos respecto a su estancia intrauterina. Sin embargo, sabores desconocidos, o algunos conocidos pero más intensos, pueden sorprenderle, tanto para bien, como para mal.
El hecho de que los sabores de los alimentos pasen a la leche materna es algo que siempre ha intrigado a los investigadores. Como sea, no hay mejor estudio que el que puedas hacer personalmente con tu hijo, porque al igual que los adultos, tendrá ciertas preferencias por algunos alimentos sobre otros, y habrá los que simplemente rechace.
El consumo de algunas comidas suele relacionarse también con el aumento de gases en tu bebé. Pero, recuerda que cuando son muy pequeñitos, cualquier cosa puede ocasionar sus cólicos o exceso de gases, debido a que su sistema digestivo es aún muy inmaduro.
Aunque no es necesario evitar alimentos porque cambien el sabor, o porque produzcan gases, si ves que tu bebé pierde interés en tu leche, aún cuando demuestra tener hambre, es quizá tiempo de dejar algunas comidas por un tiempo, e intentarlo nuevamente más adelante.
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