Son pocos los profesionales que se dedican unos minutos a explicar que los niños, por lo menos la mayoría necesitan pasar una gran parte del día en nuestros brazos.
Así es como los dejamos más tranquilos, sienten más seguridad y por lo tanto se disparan menos alarmas de inquietud y malestar.
Durante las primeras semanas y meses de vida los bebés prefieren estar con la madre porque conocen el olor, el calor y el alimento.
Cuando llegan a tener entre 7 a 8 meses, es normal que quiera quedarse más que con otras personas. Pero lo que es más común es que no quieran estar en los brazos de nadie más, de nadie que sea su madre o padre, hasta el punto en el que no quiere que se alejen de él. Esto de no querer separarse es la angustia de separación.
Es algo totalmente normal
No pienses que cuando ocurre esto se produce un retroceso en su desarrollo, es algo muy normal que esto ocurra, e incluso es totalmente lógico y por ello es que hay que tratar de entender a los bebés, para luego no forzar situaciones que son innecesarias. Son muchas las personas que han pensado que es un retroceso, por ejemplo, es muy común escuchar decir:
“Algo debes hacer mal ya que antes se quedaba con cualquiera y ahora que ha crecido no se quiere quedar con nadie” o
“El bebé ha crecido y sigue sin querer estar con alguien, peor además no puede estar ni solo”.
Ahí es cuando empiezan a aparecer las causas, preguntarse si esto tiene que ver con el hecho de que a pesar de la edad siga tomando teta y eso lo hace ser muy dependiente.
También muchas madres piensan que se trata de la cantidad de mimos, de que sus niños no quieren ir con nadie más porque duermen con ellas o demás.
Deja de preocuparte
Tienes que dejar de preocuparte porque no es nada de eso, en realidad esto que se ve como un retroceso es más bien un avance ya que el niño activa su sistema de alarmas al 100%.
Sabe que con sus padres no corre peligro, por lo tanto, ante un desconocido no actuara como si lo conociera siempre y desconfiara, algo que debería ser siempre.
No te dejes llevar por lo que dicen los demás, por la opinión ajena, pues lo que tu tienes que hacer es comprender las lágrimas, comprender que sus gritos son lógicos, ya que no quiere separarse de ti.
Hay un libro que explica lo que ocurre, al parecer el sufrimiento de angustia que sienten los niños por la separación se activa en el cerebro, en las mismas zonas que cuando se padece un dolor físico.
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