¿Un bebé en casa? Todo sobre la relación de pareja.
El nacimiento de un hijo supone un cambio radical en la vida de una pareja, la transición de pareja a familia se hace realidad; cierto aquello de que un hijo te cambia la vida… y ¿Cómo hay que afrontar el cambio?
Frente a la alegría que produce tener un bebé en casa y la satisfacción de que ha salido todo bien, están las malas noches y el agotamiento que produce atender en todo momento a un recién nacido. Sin duda, tener un hijo es la experiencia más maravillosa del mundo, e incluso les diría que la crianza puede llegar a ser muy gratificante, pero… ¡no nos engañemos!, también es dura, ya que implica renunciar a la vida cómoda que hasta el momento veníamos manteniendo. Por ello, en muchas ocasiones surgen tensiones en la pareja, aunque solucionar estos conflictos está en nuestras manos…
Sobre todo al principio, las principales dificultades con las que se encuentran los padres son:
- Falta de tiempo para realizar tareas propias, de la casa, etc.
- Problemas de organización
- Pérdida de atención a la pareja. Todo se centra en el niño: pañales, biberones, baño, etc.
- En ocasiones, depresión postparto de la madre, y también del padre. De hecho, las estadísticas indican que, tras el nacimiento de un hijo, los padres sufren depresión en la misma proporción que las madres
- Por otro lado, el padre a veces se vé a sí mismo poco partícipe de la situación, y tiende a menudo a distanciarse y a la falta de comunicación con su pareja. La madre entonces empieza a sentir resentimiento y se complica todavía más todo.
- Problemas de celos hacia el bebé, dada la gran atención que requiere. Algunos padres aceptan muy mal el reparto de atenciones, debido en muchas ocasiones a una baja autoestima.
- Generalmente, estos problemas suelen ser pasajeros y no tardamos en adaptarnos a la nueva situación. Pero, ¿qué podemos hacer para hacer más llevadero el cambio?
Es importante que padres y madres compartan las tareas de atención y cuidado al bebé, tareas domésticas, etc., siempre en la medida de lo posible.
Sin duda, la implicación de padre y de la madre en la vida del recién nacido, e incluso desde el mismo embarazo, va a favorecer la relación futura con el hijo/a, estrechándose al mismo tiempo la relación de pareja.
Reflexionar en pareja sobre las dificultades que supone la llegada de un bebé también suele ser una buena terapia, y si le ponemos un poquito de sentido del humor, aunque a veces sea difícil, mucho mejor…
También debemos intentar reservar un poco de tiempo para nosotros de forma individual y como pareja, aunque al principio sea complicado.
En este sentido, es aconsejable pedir cierta ayuda a abuelos, hermanos o personas de confianza. Cuidar el vínculo con la pareja también es elemental.
Aceptar el cambio, nada volverá a ser como antes… pero cuanto antes lo aceptemos, mejor lo llevaremos
Y finalmente, tener mucha paciencia
Por encima de estos cambios, las parejas viven con gran ilusión la llegada de un bebé, y en la mayoría de casos este cambio une todavía más a la pareja, por lo que no deben desanimarse.
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