Para él no hay imposibles. Jimelle Levon, es un joven de 23 años que vive en la ciudad de Columbus, Estados Unidos. Desde pequeño, quería convertirse en modista, pero sus condiciones de vida eran difíciles, por lo que tenía que esforzarse mucho más para poder alcanzar sus sueños.
La mayor parte de su infancia, Jimelle vivió en diferentes refugios para personas sin hogar junto a su madre. Para ambos, el día a día era todo un desafío, pues tener un techo, comida y una cama era una completa incertidumbre.
Afortunadamente, él y su madre pudieron salir adelante y por fin tuvieron su propia casa. Sin embargo, debían seguir luchando por mantener ese estilo de vida y no perder todo nuevamente. Fue por ello, que Jimelle comenzó a trabajar desde temprana edad para ayudar a su madre.
“A partir de ahí, una vez que llegué a sexto grado, siempre trabajé duro. Ya sea planeando la nueve o cualquier otra cosa para ganar dinero, porque ya no quería estar la situación.”
Jimelle realizaba diferentes trabajos temporales para poder así ayudar a su madre a mantener su nuevo hogar. Hasta que a sus 14 años descubrió su verdadera vocación: ser modista. En su habitación, montó un pequeño taller de costura y aprendió a coser por sí mismo, sin la ayuda de nadie.
Comenzar a aprender sobre corte y confección no es una tarea sencilla, sobre todo si no tienes experiencia en el tema ni cuentas con alguien que pueda guiarte. Desde como enhebrar una aguja hasta comprender qué tipo de costura necesitaba cada pieza y cada tela fue un verdadero dolor de cabeza.
Elaborar patrones desde cero y coserlos de manera correcta no fue nada sencillo. Sin embargo, Jimelle no se dio por vencido y logró dominar hasta el más mínimo detalle. Cuando se acercó el momento de su graduación, él sabía perfectamente que era una oportunidad única para brillar.
Fue así como decidió coser los vestidos de sus compañeras del colegio para que ellas también brillaran en su noche. Uno de los atuendos que realizó era de color dorado con lentejuelas y estaba inspirado en la película Coming to America de 1988. Esta prenda, la confeccionó para Vanessa Bell, quien sería su cita esa noche.
Con tan solo 18 años, Jimelle era un diseñador reconocido entre sus amigos y familiares, pues tenía un talento extraordinario. El vestido que hizo para Vanessa fue el mejor de todos y uno de los trabajos más destacados de este joven.
La joven Vanessa posó con su vestido radiante y Jimelle publicó las fotos en sus redes sociales. Rápidamente, las imágenes se volvieron viral y gracias a ello, este joven pudo tener una mayor visibilidad, abriéndose camino en el mundo de la moda.
En muy poco tiempo, Jimelle fue invitado a varios programas de televisión en donde le realizaron entrevistas. Obviamente, él aprovecha cada oportunidad que tiene para dar a conocer sus increíbles diseños.
Actualmente, tienen una marca de ropa llamada como él: Jimelle Levon. Hasta ahora, ha realizado algunos diseños exclusivos para grandes celebridades como Megan Thee Stallion. Cada prenda, tiene un costo de 450 dólares aproximadamente, dinero que le permite continuar con su proyecto y seguir avanzando.
“He estado muy ocupado. Ya no puedo salir con mis amigos, tenía dos trabajos antes de empezar a hacer vestidos de graduación. A veces tengo ganas de rendirme porque se vuelve abrumador, pero el día que las acompañé al baile de graduación y noté lo hermosas que se venían y cuando amaban sus vestidos, todo valió la pena.”
Jimelle es perfectamente consciente de que tiene un largo camino por delante y que todavía tiene mucho por aprender. No obstante, está seguro de que llegará a ser uno de los mejores diseñadores del mundo.
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