Carol Nakamura es una modelo, actriz e influencer brasilera conocida por su trabajo en el programa de televisión “Domingão do Faustão”, y por su papel de Hiromi en la telenovela brasileña “Sol Nascente”. Además, por las tareas comunitarias que suele hacer cada año en Duque de Caixas en Rio de Janeiro, sin saber que un día esto cambiaría su vida para siempre.
A finales del 2019, Carol conoció a un pequeño de 9 años llamado Wallace, que vivía, literalmente, en un basurero del estado de Río de Janeiro. Conmovida por la realidad que le tocaba vivir al niño, la actriz lo invitó a pasar Navidad con ella, su otro hijo y su pareja Guilherme Leonel ese año.
Pero la actriz de 38 años sabía que eso no era suficiente, sino que tenía que hacer algo más si quería sacar al niño de la situación de extrema pobreza en la que vivía. Fue así, que, sin pensarlo mucho, comenzó con los trámites de adopción del pequeño luego de que terminaran todas las actividades de fin de año.
“Guilherme y yo nunca habíamos hablado de la adopción, pero algo habló en mi corazón y en el de él. Cuando vimos a este niño sin ir a la escuela y sin oportunidades, Dios dijo: Anda y ocupa ese lugar.”
Durante su campaña, compartió varios momentos con niños en situación de calle y que se ganan la vida recolectando basura para poder sobrevivir. Entre la multitud de niños, Wallace fue el que llamó su atención por su carisma y el brillo en sus ojos, que lo hacían resaltar entre la multitud.
“Nos enseñó mucho, sobre todo a ser agradecidos. La primera vez que comió un pan con queso fue después de 9 años. Lo que llamamos ‘básico’ es mucho para otras personas. Esto me hizo entender la importancia de las cosas simples, de ser escuchado. Me enseñó a ser más agradecida y dejar de quejarme de la vida. Wallace cambió mi vida por completo.”
Según explica Carol, cuando conoció a Wallace fue como “amor a primera vista”. Ambos sintieron una conexión instantánea y el pequeño provocó que el instinto maternal saliera a la luz. Desde el momento que sus vidas se cruzaron, ella supo que quería cuidarlo y protegerlo como a un hijo más.
“Con Wallace he aprendido el amor más puro, la sencillez y la nobleza. Él me ha enseñado tanto en tan poco tiempo. Muchos piensan que yo le cambié la vida y fue él quien me cambió la vida a mí.”
Mientras le proceso de adopción de Wallace se llevaba a cabo, el niño comenzó la escuela. No obstante, tuvo que enfrentarse a todas las restricciones que se impusieron gracias a la pandemia por COVID-19, por lo que no tuvo mucho tiempo para experimentar cómo era ir a estudiar.
En la actualidad, el niño disfruta de una nueva vida al lado de Carol, su hijo de 22 años y su pareja, quienes lo han integrado como a un miembro más de la familia. Ahora, Wallace tiene al lado personas que lo aman, lo educan con respeto y que le recuerdan su pasado, pues sus padres adoptivos no quieren que olviden sus raíces.
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