A medida que pasa el tiempo, los hábitos de los adultos han cambiado mucho, algo que indudablemente ha cambiado los hábitos de los niños. Uno de esos cambios es la hora a la que los pequeños se van a la cama, mucho más tarde de lo debido. Ya sea porque escuchen sonidos, vean luces o la televisión, piensan que es hora de seguir jugando o hacer cualquier otra cosa que no sea dormir.
Lo cierto con ello es que no cuesta mucho conseguir que tu hijo se duerma temprano, al menos a las 9 de la noche. Sin embargo, lo que muchas personas no saben es que, con el paso del tiempo, este es un hábito que repercute muchísimo de manera negativa en la salud mental y emocional de un niño. Entre ellos, podemos mencionar la dificultad para concentrarse o la ansiedad que desarrollan.
Además, están en una etapa de pleno desarrollo, por lo que es fundamental que duerman las horas necesarias. La hormona de crecimiento, comienza a actuar luego de 30 minutos que tu hijo se ha dormido, en la cuarta fase del sueño. De esta manera, si se duerme tarde, descansará menos horas, y el tiempo de acción de esta hormona se verá reducido.
Según varios estudios, los niños que se van a dormir temprano y que descansan las horas necesarias de acuerdo a su edad, tienen menos probabilidades de desarrollar enfermedades neurológicas. Pues su cerebro funcionará de forma correcta, por lo que podría reducir considerablemente que desarrolle enfermedades como el Alzheimer, por ejemplo.
Otra de las cosas que se ha comprobado es que aquellos niños que se van a dormir tarde, o que se despiertan varias veces en la noche, tienden a desarrollar obesidad en la adolescencia.
Por otro lado, el Dr. Ferreiro, médico pediatra, pudo comprobar que los niños que se van a la cama antes de las 21 horas, tienen mayor capacidad de retención. También fortalece su desempeño académico a la hora de resolver problemas, por ejemplo.
Para evitar que esto suceda, lo mejor es ayudarlo con algunas actividades antes de irse a la cama. Por ejemplo, leer antes de acostarse, es un hábito beneficioso que no solo ayuda a calmarlos, sino que sabrán que cuando sus padres leen con ellos, la hora de dormir ya está llegando.
Según explica la Dra. Belisario, psicóloga infantil, puedes pintar la habitación de los niños de color amarillo. Esto los ayudará a relajarse y estimular el sueño.
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