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Parea desempleada abre una panadería para sustentar a su bebé. “Le pedimos a Dios que todo mejorara”

Los últimos años han sido bastante duros para muchas familias alrededor del mundo, en especial desde que comenzó la pandemia por COVID-19. Al menos, cuando de dinero se habla.

Es que fueron tantas las personas que han perdido sus empleos y tuvieron que buscar otras formas de generar ingresos para no terminar en la calle.

Esto lo sabe muy bien Bruninho Barreto y su esposa, quienes se vieron en graves problemas cuando ella quedó embarazada. Pues, ambos estaban desempleados y no tenían ni un solo centavo para mantener al bebé que venía en camino.

El joven oriundo de Rio de Janeiro es una de esas personas que se destacan por su perseverancia y cuando su esposa quedó embarazada no fue la excepción. Cuando recibió la noticia, se vio en graves aprietos, no porque no quería ser padre o porque no le gustaran los niños, sino porque ambos se habían quedado sin empleo.

Por suerte, Bruninho es una persona precavida, por lo que siempre tuvo algo de dinero ahorrado. Aunque no era mucho, decidieron invertirlo en un proyecto de arreglos de automóviles. Desafortunadamente, en pocos meses, todas sus ilusiones de ganar más dinero se destruyeron, luego de que la empresa se fuera a quiebra.

Con el dinero que les quedó, decidieron probar suerte una vez más, pero lejos del rubro de la mecánica. En cambio, optaron por crear su propia panadería de barrio. En una entrevista con el medio local Razones para Creer, Bruninho dijo: “En enero de este año estábamos desempleados, desesperados con las facturas que venían, mi esposa estaba embarazada de tres meses. Decidimos crear una empresa automotriz, que no funcionó. Entonces Dios nos abrió las puertas para abrir una panadería, incluso sin tener dinero para invertir.”

Al parecer, había un local de pan que estaba a la venta cerca de donde vivía Bruninho y su familia. a pesar de que al principio lo dudó, decidió apostar una vez más a un negocio propio y terminó comprando la tienda de barrio. Rápidamente, comenzaron a ganar mucha clientela y ninguno de los dos podía creerlo.

Bruninho trabajaba codo a codo con su esposa embarazada en la panadería y poco a poco fueron teniendo cada vez más clientes. Al principio, todo el dinero que tenían lo invertían en el negocio, comprando nuevas maquinarias y contratando más personal. Luego de un año, lograron reformarla completamente y, hoy, con su pequeño en brazos, la bautizaron como Sabor Real.

“Este lugar era muy pequeño, sin recursos, pero nos dedicamos al máximo, unidos con todas nuestras fuerzas y le pedimos a Dios que todo mejorara y nos centramos.”

Gracias a la perseverancia de Bruninho y la de su esposa, pasaron de estar desempleados a tener un negocio exitoso y pueden brindarle a su hijo todo lo que necesita para tener una vida digna. Y todo lo lograron por atreverse a emprender algo propio y poner las “manos en la masa”.

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