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“Sabía que solo quería ayudar”. Niño socorre a un zorrillo atrapado

Aunque muchas veces los subestimamos, el corazón de un niño no conoce de límites. Su inocencia es tanta, que no tienen espacio para la maldad y siempre están dispuestos a ayudar a quienes más lo necesitan. Incluso, cuando crecen, son mucho más solidarios de lo que podríamos llegar a imaginar.

Tal es el caso de Carlton Dailey, un joven de 16 años que iba viajando tranquilo por la carretera junto a su madre Becky Ball. En el camino, se encontraron con un zorrillo que, al parecer, necesitaba ayuda. El animal se movía de un lado a otro, intentando quitar de su cabeza un vaso de plástico.

De inmediato, Carlton le pidió a su madre que detuviera el auto, pues no quería dejar al animal así. La mujer pensó que “estaba loco y fuera de sí” y que su hijo estaba bromeando al decirle eso. Sin embargo, él hablaba muy en serio, por lo que le pidió nuevamente que se detuviera.

“Si te rocía, caminarás a casa”, le advirtió Becky. No obstante, Carlton quería socorrer al zorrillo en problemas, aunque eso implicara que se metiera en problemas o que tuviera consecuencias desagradables para él. Lentamente, se acercó intentando no asustarlo más de lo que ya estaba y con cuidado comenzó a sacar el vaso de su cabeza.

Luego de un momento, logró liberar al zorrillo sin problemas. Al parecer, el animal entendió que el joven solo quería ayudarlo, ya que se quedó tranquilo. Cabe mencionar que cuando estas especies se sienten amenazadas o cuando están atrapadas, disparan desde sus glándulas anales un líquido fétido compuesto por tioles sulfúricos.

El agradecido animalito se fue corriendo, despareciendo en el bosque al costado de la carretera.

“Mira mamá, él sabía que yo estaba ayudado, no roció”, dijo feliz el adolescente a su madre cuando volvió al vehículo. Su madre le respondió que solo había tenido suerte. A pesar de ello, ambos apreciaron que el animal no reaccionara de mala manera y se dejara ayudar. “Carlton es una persona muy útil. Se preocupa por el bienestar de sus compañeros en clase, por lo que no sorprende que su naturaleza afectuosa también se transmita a los animales”, concluyó Becky en una entrevista con el Central Maine.

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