La educación desde las etapas tempranas, es la mejor herramienta para abrirnos las puertas en el futuro, especialmente cuando su vocación lo requiere. Sin embargo, no todas las personas alrededor del mundo pueden acceder a ella, en especial aquellas que provienen de familias humildes y de escasos recursos en donde deben luchar todos los días por sobrevivir.
“Amor de hermanos”. Joven dejó sus estudios para que su hermana pudiera estudiar
Rosilene de Santana Souza es un claro ejemplo de ello, quien luego de muchos años y dedicación, logró convertirse en jueza de Rio Branco, Brasil. Pero el camino para llegar hasta donde está ahora no fue nada sencillo, ya que creció en una familia de escasos recursos en la comunidad de Oliveira dos Brejinhos, Bahía.
A los 10 años, Rosilene tuvo que dejar sus estudios debido a que no había ningún profesor en la escuela local. Pero esto no la detuvo, ya que encontró en su propio hogar su verdadera vocación: ser jueza.
“Mi sueño siempre ha sido ser jueza. Recuerdo que tenía la costumbre de reunirme con mis hermanos, cuando peleaban, para saber quién tenía razón en la confusión. Entonces mis padres empezaron a llamarme ‘jueza de la casa’. Lo tomamos como broma, pero fue algo que creció en mí. Desde el primer día de la universidad, mi meta era ser juez.”
Durante su infancia tuvo que aprender a sobrevivir y recuerda que su familia iba a una carnicería para pedir restos de huesos para poder alimentarse. Pero esto no era suficiente para Rosilene, quien anhelaba terminar sus estudios y convertirse en jueza.

Fue por ello mismo que a los 12 años se fue de su casa con su hermana de 13 para estudiar en una escuela que estaba en otro municipio. Allí, comenzó a trabajar como empleada domestica luego del colegio. El dinero que ganaban no era suficiente, por lo que debían compartir las zapatillas y dormir en la cocina de una familia amiga en el mismo colchón.
Con todo en su contra, la muchacha no se dio por vencida y siguió luchando por sus sueños. A los 19 años, se fue de esta casa junto con su hermana nuevamente para cumplir su sueño de estudiar Derecho en el municipio de Colatina.
“Mi intención era ir a un lugar en donde pudiera trabajar y estudiar. Trabajar para mi supervivencia, pero estudiar siempre ha sido mi objetivo. Fue muy difícil desde el principio. Cuando llegué a Colatina, fui a trabajar con una familia y no podía ir a la universidad en ese momento porque la cantidad que ganaba no me alcanzaba para pagar.”
Lo único que podía hacer era un curso técnico gratuito sobre edificaciones en el Instituto Federal de Educación, Ciencia y Tecnología de Espíritu Santo. Gracias a ello consiguió un empleo mejor remunerado, lo que le permitió ingresar a la Facultad de Derecho y tener una beca de matricula con un gran descuento.
“Yo trabajaba de 8 am a 6 pm y estudiaba de 7 pm a 10 pm, entonces solo tenía el período hasta la 1 am para poder estudiar más y complementar. Fue un período muy difícil. (…) Es gratificante mirar hacia atrás y ver que todo el esfuerzo valió la pena, no todo fue en vano.”
Afortunadamente, logró cumplir su cometido y con mucho esfuerzo y dedicación se graduó. Luego de ello participó en 10 concursos públicos para convertirse en jueza, tanto como siempre había soñado desde que era una niña.
[…] Se fue a los 12 años de su casa con su hermanita para poder estudiar y hoy es jueza […]