Cuidados y recomendaciones ante una quemadura.
Pese a nuestros cuidados, en los niños, el origen de las quemaduras suele ser doméstico. Según su severidad se pueden distinguir tres tipos, lo que va a depender de la extensión y profundidad de la quemadura.
- Primer grado: La lesión es superficial, viéndose afectada sólo la epidermis. Se observa un enrojecimiento, dolor e inflamación. No se presentan desgarros de piel, ni formación de ampollas.
- Segundo grado: estas quemaduras causan la pérdida de la epidermis, y de la capa basal de la dermis. Al dolor y enrojecimiento, se suma la aparición de ampollas, las que son consideradas quemaduras de segundo grado y tienden a una regeneración espontánea de la piel.
- Tercer grado: son las más graves y se caracterizan por una pérdida total y profunda de la dermis y de la epidermis. A diferencia de los casos anteriores, estas no duelen, porque se han lastimado las terminaciones nerviosas de la zona. La lesión es de color rojo o negro y se puede ver la grasa subcutánea. En este caso, debes acudir a un servicio de urgencias.
¿Cómo curar quemaduras leves en un niño?
- Enfría la piel de la quemadura bajo un chorro de agua fría. Usa este método, y nunca la soples o podrías gatillar una infección.
- Con las manos aseadas, limpia la herida con suero fisiológico, usando el método de arrastre, nunca la irrigación a presión. En este tipo de heridas no se usa alcohol.
- Deja secar al aire y aplica un antiséptico. Procura que éste sea transparente, para poder vigilar el aspecto de la herida.
- Cuando el antiséptico esté seco, cubre la quemadura con una gasa estéril o un apósito. Es muy importante que el vendaje no se pegue a la herida, por lo mismo, nunca utilices algodón.
- Controla la quemadura cada 12 horas para ver su aspecto y realizar una nueva cura. Ten cuidado cuando retires la gasa, no la quites con violencia, pues podría haberse pegado.
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